Diócesis de Toronto
(Católica Ucraniana)
Administrador Apostólico
Oficina de la Chancillería
Toronto, Ontario,Canadá

Testimonio jurado de Testigos de la transformación milagrosa de la Hostia y Vino consagrados, en carne viva, palpitante y en sangre verdadera, al momento de recibir Julia Kim la Santa Comunión durante la celebración de la Eucaristía en la misa al aire libre, celebrada en un descampado en los valles de las montañas fuera de Naju, Corea, a las 5 p.m. el 22 de Septiembre de 1995.

Yo, el Obispo Román Danylak, Administrador Apostólico de la Diócesis de Toronto para los Católicos Ucranianos de Toronto, Canadá, y Obispo titular de Nyssa, a través de la presente solemnemente testifico que concelebré la Divina liturgia, o Santa misa, con los Reverendos Padres Aloysius Chang, cura párroco de la Arquidiócesis de Kwangju en Corea (invitado para asistir a la misma por mí durante mi visita a Corea), y Joseph Peter Finn, sacerdote retirado de la Diócesis de Londres, Canadá, el día Viernes, 22 de Septiembre a las 5 p.m. en una ceremonia al aire libre en los terrenos del valle donde una iglesia futura será erigida, Dios mediante, en honor de la Bendita Virgen María Madre de Dios.

    Siguiendo a la Liturgia de la Palabra, ofrecí una breve homilía para la ocasión. Después de la comunión de los sacerdotes, el Padre Chang y yo administramos la Santa Comunión bajo ambas formas a Julia Kim y a los otros once. A medida que continuábamos la distribución de la Santa Comunión a los demás presentes, escuchamos un repentino sollozo de una de las mujeres que acompañaban la Misa. La Sagrada Hostia recibida por Julia fue transformada en carne viva y sangre. El Padre Joseph Finn, quien había permanecido en el altar durante la comunión de los feligreses, estaba observando a Julia; notó que al momento de volverse para mirar a Julia, vio la blanca forma de la hostia desapareciendo y cambiando a la substancia de la carne viva.

    El Padre Chang y yo volvimos junto a Julia. La hostia se había transformado en carne de color rojo obscuro, viva, con sangre fluyendo de la misma. Luego de la Misa, Julia compartió con nosotros lo siguiente, había sentido la Carne Divina como algo grueso, consistente, con un copioso fluir de sangre, tanto más que en las ocasiones previas de los milagros de conversión de la hostia en carne sangrante que ya había experimentado. Permanecimos en silencio y oración, todos los presentes tuvieron la oportunidad de ver y venerar la hostia milagrosa. Después de unos instantes pedí a Julia que tragara y consumiera la hostia. Después de la Misa, Julia explicó que la Hostia se había agrandado y vuelto carnosa, y que la había ingerido con cierta dificultad.

    El gusto de la sangre permaneció en su boca por unos momentos. Entonces pedí que se le diera un vaso de agua, se trajo el agua de la fuente milagrosa que estaba en los alrededores. Cuando bebió aquella agua, sus dedos tocaron sus labios, y un trazo de sangre fue visible en uno de ellos. Enjuagó el dedo manchado en el agua y la bebió toda.

    En testimonio de esto, adhiero mi firma, junto con las signaturas de todos los testigos presentes.

Post Scriptum: Después de Misa y Acción de Gracias, una de las mujeres presentes, Michaeline de Tejan, dio testimonio de una curación milagrosa que había experimentado al momento de la Consagración en esa Misa. Durante los diez días previos había estado sufriendo intensos dolores de espalda y hombro. Iría al hospital para un examen médico el Lunes siguiente. Fue ella quien había gritado súbitamente y luego sollozado, al momento de la comunión, al ver a Julia succionando sus mejillas cuando recibía la hostia y bebía del cáliz. Michaeline se dio cuenta que la hostia estaba transformándose en la boca de Julia.

Román Danylak
Obispo titular de Nyssa.

Traducido por: Dr. Walter dos Santos Antola, Paraguay.(04/2002)


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